En 1996 publicó la tesis doctoral (leída en 1995) con el título “Cultura jornalera, poder popular y liderazgo mesiánico. Antropología política de Marinaleda”. Era la primera monografía de Antropología política publicada en España. Culminaba con ella su primera etapa de investigación, centrada en la problemática agraria en Andalucía y los conflictos derivados del desempleo rural, en el contexto de la transición democrática. El libro era fruto de un año de trabajo de campo e inserción en la localidad como etnógrafo. En él explicó cómo se construyó y sobre qué bases se ha sostenido una estructura de poder local centrada en una autoridad muy personalizada. Ello suponía, según pudieron argumentar, la actualización de prácticas clientelares, aunque sobre sus bases: no sobre la propiedad de la tierra, sino sobre la mediación y gestión discrecional de recursos públicos. Esta estructura clientelar se reforzaba con la adhesión a los idearios históricos de lucha por la reforma agraria y colectivización de la tierra.
Entre 1998-2000 estudió, integrado en un equipo de investigación, el impacto social y los posicionamientos de diferentes actores sociales ante la inminente apertura de una mina, “Cobre Las Cruces”. Ocurrió entonces la rotura de la balsa minera de Aználcollar, vecina del proyecto minero Cobre las Cruces, y tuvieron la oportunidad de investigar, mediante observación participante y entrevistas, las reacciones y pronunciamientos de los distintos sectores sociales de la comarca. En un libro reciente sobre conflictos ambientales en la minería, coordinado por P. Guimaraes y J. D. Pérez, exponen las conclusiones más destacables de la investigación sobre aquel desastre ambiental. No les fue posible entonces continuar investigando lo que les pareció más resaltable: la importancia del conflicto ambiental que genera siempre la minería a cielo abierto.
A partir de 2004 orientó sus intereses de investigación hacia el problema de las adicciones, sus condicionantes y sus secuelas sociales. El estudio de esta problemática está necesitado de una mirada más social, sobre las estructuras y factores ideáticos. Su equipo de investigación asumía que no solo se producen adicciones a psicótropos, sino a actividades y a personas. Obtuvieron financiación, mediante concurrencia pública, de la Dirección General de Drogas y Adicciones. De este período son publicaciones como el libro “Desengancharse. Profesionalismo, conversión, ayuda mutua y solidaridad en los problemas de adicción”, y el artículo “Reconsiderando la violencia machista. Patriarcado, relaciones de pareja y sadismo”. El libro que relatan obtuvo en 20006 el premio Ciudad de Sevilla de Investigación, otorgado tras dictamen de un jurado de académicos interdisciplinar.
En los últimos años se ha centrado en el estudio de los nuevos movimientos sociales: ha coordinado un número monográfico (6) de la Revista Andaluza de Antropología, y ha dirigido dos proyectos de investigación, obtenidos mediante concurso abierto, de la Dirección General de Bienes Culturales y del Centro de Estudios Andaluces. Está interesado en particular en el estudio cualitativo de los conflictos ambientales. Dos muestras de ello son los artículos “Vidas hibernadas y orgullo minero. Apuntes etnográficos para una crítica de las sociedades de trabajo” y “¿Patrimonio Natural o recurso productivo? El conflicto ambiental en Sierra Pelada en torno al buitre negro”.